lunes, 22 de agosto de 2011

Antes que mi desesperanza, su esperanza. Génesis 18:1-15



“La esperanza hace que agite el naufrago sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado.”- Ovidio, Poeta latino.
Esta semana tuve la oportunidad de ver una gran película: “Siempre a tu lado”. Si has tenido la oportunidad de verla, sabes que es del tipo de película que te saca lágrimas de principio a fin. Hachi, es el perro más admirado por el pueblo japonés. Se convirtió en leyenda del país debido a la lealtad que le profesaba a su amo, el profesor de agricultura en la Universidad de Tokio. Dice la historia que “Hachi” acompañaba a su amo a la estación de Shibuya para que tomara el tren que lo llevaría a su trabajo y al momento de terminar las labores, Hachi decidía regresar por él. Así sucedió por más de un año hasta que un día, el profesor no regresó a la cita debido a que en su Universidad sufrió un paro cardiaco fulminante que posteriormente le causaría la muerte. Hachi regresó por él al día siguiente,  esperando que su amo regresara;  sucedió lo mismo al día posterior.  Por 10 largos años  Hachi fue fiel a su espera, finalmente murió en la estación. ¿Qué habrá impulsado a este perro esperar día tras día a su amo?.
Estoy seguro que lo has notado, la palabra esperanza tiene en sí misma otra palabra que no nos suele gustar del todo: espera. Es aquí donde inicia el punto más importante de la esperanza, la espera. Es difícil, tú y yo, nos desesperamos, dudamos, desconfiamos. ¿Te has puesto a pensar que pasaría si supiéramos esperar?, ¿te puedes  imaginar sin una duda? Te aseguro que para mí, “esperanza” me hubiera sido útil hace un par de años, aún hay días o noches donde mi almohada se da cuenta que necesito a “esperanza”. Es difícil hacerte su amigo, y aunque a nadie le digas que la necesitas, tú corazón la anhela. La madrugada de este día entro la tormenta “Arlene” por Veracruz, ha causado lluvias e inundaciones; los días han estado nublados y con una lluvia imparable. Me temo que nuestros corazones han estado por momentos, en alerta por la entrada de una tormenta que causa niebla y  lluvia en nuestra vida. Piénsalo, ¿qué tal anda la relación entre “esperanza” y tú?
 Vamos a una historia muy común del Antiguo Testamento. Yo se que podríamos narrarla de memoria, pero te pido que cada versículo sea nuevo para ti, olvida lo que pasará y como terminará la historia. Céntrate en cada versículo que vayas leyendo, imagina que estás con Abraham a su lado y trata de revivir ese momento, y su posible sentimiento. Vayamos a Génesis capitulo 18, versículos 1 al 15:
1 Después le apareció (a Abraham) Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. 2 Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, 3 y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo. 4 Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol, 5 y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho. 6 Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo: Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo. 7 Y corrió Abraham a las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y éste se dio prisa a prepararlo. 8 Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos; y él se estuvo con ellos debajo del árbol, y comieron.9 Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda. 10 Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. 11 Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. 12 Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor  ya viejo? 13 Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? 14 ¿Hay para Dios alguna cosa difícil?  Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo.15 Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído.
Si vemos todo el panorama de la vida de Abraham es sorprendente. En el capítulo 15, Dios le hace la promesa que su descendencia no se podría contar y que su esclavo Eliezer no sería el heredero de lo que Dios le daría, si no un hijo de él. Abraham le creyó a Dios (vso 6), es ese momento en que no hay nada que te haga dudar, lo sabes: Dios es fiel. Con todo tu corazón le dices a Dios, voy a esperar, no importa lo que pasé, no importa que no pueda ver más allá del hoy…confío en Ti Si la vida de Abraham fuera una obra de teatro, el público hubiera aplaudido la decisión de Abraham, yo me hubiera puesto de pie. ¡Caray!, mira que a su edad confiar en que Dios les dará un hijo, habla muy bien de su relación “esperanza-yo”.
Algo pasó diez años después, al parecer la espera de Abraham y Sara terminó. Sara le pide a Abraham que -haga lo que tiene que hacer- con su sierva Agar para que puedan tener un hijo, y así un heredero (Cap. 16). De esa decisión tremenda de fe, pasamos a la escena 2: echándole una manita a Dios. Tú sabes, Dios está muy ocupado, seguro no le cae mal una ayudadita. No habló de orar y quedarte sentado en tu sillón sin hacer nada, claro que cada oración te lleva a una acción; pero aun esas acciones tienen que estar dentro de los pensamientos de Dios, no de tu deseo de que las cosas ya pasen. Isaías lo entendió cuando Dios le dijo: Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis PENSAMIENTOS más que vuestros PENSAMIENTOS. Así llegamos a este capítulo, al 18. Dios le promete que tendrá un hijo, y ahora si le deja bien claro Dios a Abraham de donde vendrá. Seguramente Dios ya no quería confusiones. Su hijo vendría de Sara su mujer. Estamos hablando que mínimo habían pasado ya 15 años desde la primera vez que Dios hace la promesa con Abraham, y para ponerla más difícil dice la escritura que Sara “ya había cesado con la costumbre de las mujeres”, ustedes saben que significa eso, ¿cierto?
¿Has estado en el lugar de Abraham y Sara?, yo sí. Leo su palabra, salgo de un culto lleno de emoción: Dios cumplirá sus promesas. Pero pasa el tiempo y vienen esos pensamientos a mi mente, “pero si…”, “tal vez….”. La tormenta toca tierra, se nubla el corazón y regresa tu vieja amiga, la desesperanza. Empiezas a echarle una manita a Dios, pero descubres que tus pensamientos no son los de Dios. Sales lastimado de una relación, la ayuda se convirtió en dolor, solo empeoraste más las cosas. Pero ahí está Dios, no ha olvidado lo que necesitas. Él está viendo tus lágrimas. Aunque creas que nadie se da cuenta, Dios si, y te está diciendo: espera. No encuentro mejor manera de describir las dudas que vienen con la espera, una palabra resume todo: d-e-s-e-s-p-e-r-a-n-z-a. Elisabeth Eliot dice: ‎"Se bien que la espera en Dios demanda disposición para soportar la incertidumbre, llevar dentro preguntas sin respuestas, elevar el corazón a Dios cada vez que se cuelan en nuestros pensamientos". No importa cuánto tiempo pasé, no importa que las posibilidades humanas se terminen, no importa nada. No importa nada. No importa nada. Cuando se trata de esperanza, lo único que importa son las palabras de Dios. Yo te preguntó ahora: ¿Hay para Dios alguna cosa difícil?, ¡NO! Dios cumple, Dios suple, Dios no se olvida; estas en su mente presente. No importa las circunstancias, no importa la gente. Si estuviera en la escena de Sara y Abraham, conociendo ahora la historia, le diría a Sara: “Cree, ten esperanza. No importa que ya no estés en condiciones de embarazarte, no importa tu edad. Nada es difícil para Dios, Él te lo prometió…Él te cumplirá”.
Escena 3: Dios no defrauda tu confianza. (Capítulo 21, versículos 1 al 7). Puedo decir que Dios dejo con la boca abierto a Abraham. ¿Cómo ven? Un padre de cien años, seguro que Isaac iba a ser causa de burlas en la secundaria. Había terminado la espera de una promesa de Dios a Abraham. ¿Saben que es lo que más me emociona? Abraham fue testigo de la fidelidad, misericordia y poder de Dios, estoy seguro que después del nacimiento de Isaac, Abraham todavía tenía en mente una promesa más de Dios a él: “tu descendencia no la podrás contar”. Tal vez Abraham volteaba a ver a su descendencia y dudaba, tal vez en oración le preguntaba a Dios; pero siempre venían a su mente esas palabras: para Dios, nada es difícil. De cierto modo, Abraham no vio el cumplimiento de esa promesa, pero tú y yo sabemos algo…Dios le cumplió, aún después de su muerte. Yo sé que es difícil ser amigo ó amiga de “esperanza”. Pero “esperanza” no es la que importa, la base de “esperanza” es lo importante. Cuando Dios es la base de “esperanza” en tu vida, puedes estar seguro que él no se ha olvidado de Ti Puedes derramar lágrimas en oración, puedes y sé que tendrás esos momentos en los que pienses: “No, no pasará” y prefieras seguir tus pensamientos y tus caminos. ¿Sabes?, no hay mejor manera de esperar, no hay mejor esperanza que aquella que depositas en Dios; guarda silencio ante Jehová y espera en Él. (Salmo 37:7)
¿Cuál escena es la que estás viviendo ahora?. ¿Tu fe está a todo lo que da?, ¿estás tratando de echarle una manita a Dios viviendo bajo tus caminos y tus pensamientos?. Quiero decirte: espera, la historia siempre tiene una tercera escena: DIOS NO DEFRAUDA TU CONFIANZA.
Créeme, no hay nada difícil para Dios.

Pídele a Dios, que Él encienda la mecha de la esperanza en tu vida cada día.
¿Qué cosas te están haciendo perder la esperanza?________________________________________
¿Recuerdas algún milagro ó promesa que Dios ya ha cumplido?_____________________________
¿Qué te hace pensar el saber que para Dios nada es difícil?______________________________